jueves, 15 de enero de 2009

PoKéMoN, ¡Hazte con todos!

Allá por el año 2000 adquirí mi primer juego de Pokémon, Pokémon Amarillo. Sus gráficos poseían la misma calidad que una canción de Coyote Dax, pero en mi opinión, es el mejor juego de Pokemon de la historia.
Todas las ciudades eran monocromáticas, pero eso sí, cada una de un color. Observen.



Ciudad Azafrán, si no recuerdo mal










Ciudad Malva.
















El Equipo Pokémon estaba compuesto por unos extraños bichejos que en nada se parecían a Pokémons.












Los Pokémon parecían disolverse cuando luchaban en medio de la nada.










Daba igual el Pokémon que se tuviera, todos se transformaban en Seal a la hora de surfear.








Luego llegó Pokemon Plata, con 100 Pokémon más. Este juego incorporaba novedades como la procreación de los Pokémon, y la alternancia entre el día y la noche.
Los pokémon seguían desintegrándose al luchar, y en el equipo también continuaba compuesto por criaturas amorfas.



Al tocar el agua, el Pokemon nadador se transformaba inmediatamente en un Lapras.














Pero eso sí, miren qué coloridas son las ciudades.










El año pasado me descargué Pokemon Rubí para el ordenador, ya que no tenía una Game Boy Advance. Este juego no me gustó demasiado, a pesar de que los gráficos habían mejorado notablemente.


Vean, vean qué moderno era entonces el Centro Pokémon










Los Pokémon conservaban su forma original cuando se encontraban en sus Pokebolas.






Al igual que cuando peleaban. Fíjense que además se puede ver una porción de paisaje debajo de ellos.











Esa vez era un Wailmer el pokemon surfista. Adenás, se podía caminar sobre esa zona de aguas poco profundas.






Y ahora que tengo una Nintendo DS, me he pirateado el Pokemon Perla (no pienso pagar por un videojuego tan repetitivo como todos los anteriores).



Vuelve a haber contraste entre el día y la noche, y las ciudades son más tridimensionales.










Ya no tienen que trasladarse a otra dimensión para pelear.